En los últimos años, el desarrollo del estilo de vida ha sido guiado por rápidos cambios en la tecnología y por la creciente demanda de dispositivos y servicios digitales. Es probable que ese ritmo de cambios se acelere como resultado de los nuevos descubrimientos científicos, de los avances en la construcción de nuevas herramientas tecnologicas (ya que aún tenemos una capacidad limitada para poder construirlas; por ejemplo, chips de nanotecnología) y del mayor interés de la población en nuevos campos, como la inteligencia artificial, Internet de las cosas (IoT), robótica, biotecnología y nanotecnología. Hemos experimentado estos cambios principalmente desde el año 2000, con la incorporación de tecnologías de comunicación en áreas como la salud, ingeniería, economía y transporte. En la actualidad, es casi imposible considerar estas tecnologías separadas de las actividades diarias, para ayudarnos en la toma de decisiones, en la simplificación de los procesos administrativos y técnicos, así como también en la mejora de la calidad de los productos o servicios.